SANTA CECILIA PATRONA DE LOS MÚSICOS
El próximo sábado 22 de Noviembre, en Olite, celebraremos Santa Cecilia, patrona de los músicos.
Como teníamos curiosidad de por qué Santa Cecilia es patrona de la música y de los músicos, aquí tenéis una explicación sacada de Wikipedia.
Pero evidentemente se trata una adición equivocada y tardía, debido al hecho de que este Tiburcio, que fue enterrado en la
Vía Labicana, fue identificado erróneamente con Tiburcio, el cuñado de Cecilia mencionado en las
Actas de santa Cecilia (ver más adelante).
En el mismo martirologio se la menciona el
16 de septiembre, con una nota topográfica:
«Appiâ viâ in eâdem urbe Româ natale et passio sánctæ Cecíliæ virginia» (‘en la
Vía Apia de la ciudad de Roma, nació y murió santa Cecilia virgen’). El 16 de septiembre podría ser el día del entierro de la mártir. La fiesta de la mártir que se menciona el 22 de noviembre, en cuyo día se celebra todavía, fue preservada en el templo dedicada a ella del barrio del
Trastévere en
Roma. Por consiguiente, su origen probablemente se remonta a esta iglesia.
Las primeras guías medievales de los sepulcros de los mártires romanos señalan su tumba en la
Vía Apia, al lado de la cripta de los
obispos romanos del
siglo III.
1
De Rossi localizó el sepulcro de Cecilia en las
catacumbas de Calixto, en una cripta adjunta a la capilla de la cripta de las papas; un nicho vacío en una de las paredes que probablemente contenía un
sarcófago. Entre los frescos posteriores que adornan la pared del sepulcro, aparece dos veces la figura de una mujer ricamente vestida, y aparece una vez el papa
Urbano I(quien ―según las
Actas de santa Cecilia― había tenido una estrecha relación con la mártir).
Venancio Fortunato, obispo de
Poitiers muerto en el año
600, en su libro
Miscellánea (1.20 y 8.6) escribió que entre los años
176 y
180 (en la época del emperador
Marco Aurelio) había muerto una Cecilia en la isla de
Sicilia. Ado de Viena, en su
Martirologio del año 858, incluye a Cecilia de Roma para el día «22 de noviembre» y sitúa el momento de su muerte en el reinado de
Marco Aurelio y
Cómodo (aproximadamente hacia el año 177). De Rossi (en
Sotterránea de Roma, 2.147) sugiere que la declaración de Venancio Fortunato es la más segura históricamente.
Ninguna de estas opiniones está suficientemente establecida, ya que las
Actas de santa Cecilia (única fuente disponible) no ofrecen ninguna evidencia cronológica. La única indicación temporal segura es la localización de la tumba en la catacumba de Calixto, en inmediata proximidad a la antiquísima cripta de los papas, en la que fueron enterrados los papas
Ponciano y
Antero, y probablemente también
Urbano I.
La parte más antigua de esta catacumba fecha todos estos eventos al final del
siglo II; por consiguiente, desde ese momento hasta la mitad del
siglo IV es el período dejado abierto para el martirio de Cecilia: 180 a 350.
Actas de santa Cecilia[editar]
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Estatua yacente de Cecilia en la catedral Sainte Cécile, en
Albi (sur de Francia).
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Santa Cecilia con un coro de ángeles, anónimo (siglo XVII).
Hacia el año
480 aparecieron unas
Actas de santa Cecilia anónimas, en
latín.
3
Fueron utilizadas en los
prefacios de las
misas del
Sacramentarium leonianum. Según este texto, Cecilia había sido una
virgen de una familia senatorial romana de los
Metelos, que se había convertido al cristianismo desde su infancia. Sus padres la dieron en matrimonio a un noble joven
pagano, Valerius («Valeriano»). Cuando, tras la celebración del matrimonio, la pareja se había retirado a la cámara nupcial, Cecilia dijo a Valeriano que ella había entregado su virginidad a Dios y que un
ángel celosamente guardaba su cuerpo; por consiguiente, Valeriano debía tener el cuidado de no violar su virginidad. Valeriano pidió ver al ángel, después de lo cual Cecilia lo envió junto a la tercera
piedra miliaria de la
vía Apia, donde debía encontrarse con el
papa Urbano I (f. 230).
- Cecilia: Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio, si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí.
- Valeriano: Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides.
- Cecilia: Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo, verás al ángel.
- Valeriano obedeció y fue al encuentro de Urbano, el papa lo bautizó y Valeriano regresó como cristiano ante Cecilia. Entonces se apareció un ángel a los dos y los coronó como esposos con rosas y azucenas. Cuando Tiburcio, el hermano de Valeriano, se acercó a ellos, también fue convertido al cristianismo y a partir de entonces vivió con ellos en la misma casa, en completa pureza.
El prefecto Turcio Almaquio condenó a ambos hermanos a la muerte. El funcionario del prefecto, Máximo, fue designado para ejecutar la sentencia. Pero se convirtió al cristianismo y sufrió el martirio con los dos hermanos. Cecilia enterró sus restos en una tumba cristiana. Luego la propia Cecilia fue buscada por los funcionarios del prefecto. Fue condenada a morir ahogada en el baño de su propia casa. Como sobrevivió, la pusieron en un recipiente con agua hirviendo, pero también permaneció ilesa en el ardiente cuarto. Por eso el prefecto decidió que la decapitaran allí mismo. El ejecutor dejó caer su espada tres veces pero no pudo separar la cabeza del tronco. Huyó, dejando a la virgen bañada en su propia sangre. Cecilia vivió tres días más, dio limosnas a los pobres y dispuso que después de su muerte su casa debía dedicarse como templo. El
papa Urbano I la enterró en la catacumba del papa
Calixto I (155-222), donde se sepultaban los obispos y los confesores.
La Enciclopedia Católica señala que el relato en sí no tiene valor histórico; es un romance pío, como tantos otros recopilados en los
siglos V y
VI. En cambio, la existencia de los tres mártires mencionados es un hecho histórico. La relación entre Cecilia y Valeriano, Tiburcio y Máximo, mencionados en las
Actas, tienen quizá algún fundamento histórico.
La Enciclopedia Católica señala que estos tres santos fueron enterrados en las catacumbas de Pretextato en la Vía Appia, y sus tumbas se mencionan en el antiguo Itineraria peregrino. En el Martyrologium Hieronymianum su fiesta está fijada el 14 de abril con el comentario: "Romae vía Appia in cimiterio Prætextati"; y la octava el 21 de abril, con el comentario: "Roma in cimiterio Calesti vía Appia". En opinión de Duchesne la octava era celebrada en la catacumba de Calixto, porque Santa Cecilia fue enterrada allí. Por consiguiente, si esta segunda anotación en el martirologio es más antigua que las Actas mencionadas y el último no cita esta segunda fiesta, se deduce que, antes de que las Actas fueran redactadas, este grupo de santos se relacionó en Roma con Santa Cecilia. Se desconoce el tiempo en que Cecilia sufrió el martirio.
Posible explicación[editar]
Según el hagiógrafo
Hippolyte Delehaye, Cecilia de Roma sería «el personaje más enmarañado en la hagiografía romana».
4
No se la menciona en ninguna de las
listas de santos de la época, hasta la aparición de las
Actas de santa Cecilia (aprox. en el
480). La
basílicaactual (
Santa Cecilia in Trastévere) se encuentra en un sitio que a fines del
siglo V era una casa doméstica, y es posible que una mujer piadosa donara su casa para que se convirtiera en una iglesia. La bella iglesia actual se encuentra cerca del puerto
Ripa Grande sobre el
río Tíber, donde estaba situado el
gueto.
Existe una explicación posible: cerca del sitio de la iglesia Santa Cecilia en Trastévere se encuentra el templo de la
Bona Dea Restituta. Esta ‘buena diosa de la restitución [de la salud]’ era la diosa romana que curaba la
ceguera. Y la palabra latina correspondiente a la ceguera es
cæcitas(/chechitás/ o /kekitás/), muy parecido a Cæcilia (/chechília/ o /kekília/).
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Error de traducción[editar]
La reputación artística de Cecilia fue, probablemente, el resultado de una mala traducción de las Actas de santa Cecilia.
Venit díes in quo thálamus collacatus est, et, canéntibus [cantántibus] órganis, il•la [Cecilia virgo] in corde suo soli Domino decantábat [dicens]: Fiat Dómine cor meum et corpus meus inmaculatum et non confundar.
| Vino el día en que el matrimonio se celebró, y, mientras sonaban los instrumentos musicales, ella (la virgen Cecilia) en su corazón a su único Señor cantaba [diciendo]: Haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados y no sea yo defraudada <que es una paráfrasisdel salmo LXX: In te Dómine speravi; non confundar in aeternum>. |
La palabra latina
órganis es el plural de
órganum, que significa ‘instrumento musical’ se tradujo como ‘órgano’. Entonces la frase ‘mientras sonaban los instrumentos musicales, ella le decía al Señor’ se volvió ‘ella cantaba y se acompañaba con un órgano’. Y así Cecilia se volvió patrona de la música, y a partir del
siglo XV (en el ámbito del
gótico cortés) se empezó a pintar a la santa cargando un pequeño
órgano portátil, y otros instrumentos (un
clavicémbalo, un
laúd, etc.).
No ‘órganos’ sino ‘instrumentos de tortura’[editar]
En realidad los códices más antiguos no dicen
canéntibus órganis (
canéntibus como sinónimo de
cantántibus), sino
candéntibus órganis, Caecilia virgo.... Los «órganos» no serían ‘instrumentos musicales’, sino ‘instrumentos de tortura’, y la
antífona describiría que Cecilia, ‘entre las herramientas candentes, cantaba a su único Señor en su corazón’. La antífona no se referiría al banquete nupcial, sino más bien al momento del martirio.